Alicia estrena cama de hierro y camisones para dormir. Ha decidido descansar en el jardín (mi pequeño balcón acondicionado,ja,ja..). Sus
camisones son únicos, de tela de algodón y pasamanería de nostalgia, de blanco antiguo, como las
sábanas de su cama y la seda de su colchón. Son de principios de siglo. El camisón (tengo dos a la venta) tiene un bordado hecho a mano, de mi madre. Y, en su rústico tacto y su olor, puedo sentir las voces de esas mujeres, de esa otra época, y el sonido de la ropa lavada a mano, y golpeando en la piedra del fregadero público del pueblo. Ese sonido siempre estará en mi. Me imagino que el dolor del agua helada de invierno era soportable gracias a la compañía de las otras mujeres que hablaban y hablaban. Ese momento, en el fregadero, era uno de tantos momentos donde, a pesar de los pesares, era posible escucharse, abrirse, contar historias de alegría y de miseria, porque, como dice Élise Turcotte en "Le bruit des choses vivantes", "la alegria y la pena van juntas en el mismo ascensor"...Excelente libro.
La camita la he hecho yo, con mucha ayuda y paciencia por parte de mi profesora Rosa, de "l' atelier de fil de fer recuit" en la tienda "Santamaría" de Sabadell. GRACIAS ROSA!! Si puedo, la llevaré al evento de "MADAME CHOCOLAT". A ver si tengo espacio suficiente.
Alicia entre las flores, y en su cama, al aire libre.
Lleva coletas con tela del mismo camisón.El cojín es de la seda del colchón
Durmiendo en el jardín.
Detalle de la cama. Estos lazos son un regalo de Gemma, y la seda antigua del colchón, regalo de mi profesora Rosa. Y los ánimos y la idea para hacerlo de Rita. Y la pasión por puntas y encajes antiguos de Tibi. Cómo me cuidan!!
Flor con perla, haciendo de botón.
La parte posterior del camisón, con bloomers y medias.